Comunicación

lunes, mayo 16, 2005

El problema de la lectura

Creo que la falta de hábitos de lectura de mis alumnos está en la base de muchos de mis problemas como profesor de Lengua y de lenguas. Si mis alumnos adultos hubieran leído más antes de llegar conmigo, tendrían ahora menos problemas para expresarse tanto por escrito como oralmente. Me resulta cada año más difícil corregir trabajos y exámenes de Lengua o Literatura. Una cosa es que no hayan leído nunca, como dicen algunos; pero otra cosa es que en muchos casos no haya ni rubor ni rigor. Es pan de cada día entregarme escritos sin revisar mínimamente; les da igual. Y sé que bastante responsabilidad es mía, aunque esto lo dejo para otro día, pues hoy quiero centrarme en el hecho de que la cosa ha ido a más en la misma proporción en que las clases se han ido rejuveneciendo año tras año.
A muchos, sobre todo esos más jóvenes, se podría decir aquello de que les falta todavía "un hervor", pero también hay muchos que necesitan algo así como un modelo a seguir, y parece que, tras un largo pasado escolar y vital, o no lo hayan encontrado o lo hayan desvirtuado. Su pobre exprexión y su falta de vocabulario básico se suman a la aparición y desaparición de puntos, comas y acentos donde menos te lo esperas, todo lo cual hace de la lectura de muchos ejercicios, exámenes, cuadernos, trabajos... un martirio más cercano a la labor de descifrar jeroglíficos que a la de la correción.
Está claro que también les falta práctica en escribir. Quien no tiene obligación tampoco tiene necesidad de aprender. No basta con leer, yo leo y ya está, ya sé escribir. Hay que leer y escribir, pero también hay que "saber" leer y "saber" escribir.
Y llegamos a lo de siempre: qué, cómo, para qué... Y aquí, en la ESPA, falta todavía mucho por hacer.

Un apunte más. Por lo que navego por esos mundos fuera de mi aula, puedo decir que este problema no se circunscribe a los adultos de una determinada edad y de un determinado nivel educativo, sino que es un mal general. No son muchos los españoles diestros con la pluma o el procesador de texto, da igual. Y digo yo que, en cierto modo, tendrá que ver con eso que dicen que somos el país que más libros compra, pero donde menos libros se leen.

No estaría de más que repasáramos aquellas clases de Lengua Española ya olvidadas. Muchos siguen creyendo que estudiar español es sólo para los niños o para los extranjeros. Recomiendo encarecidamente la visita una vez al día a sitios como este: http://cvc.cervantes.es/portada.htm Media hora más otra media de bicicleta, mano de santo para muchos males del cuerpo y de la mente.

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