Comunicación

martes, mayo 28, 2019

Cuando vuelves al sistema educativo

La madre de Mai con su clase de párvulos allá por los 60.
En esta entrada de hoy traigo un correo que me ha escrito una alumna de este curso 2018-2019 (¡Mujeres, casi siempre mujeres!).  Su nombre es otro, pero ella prefiere que la llamemos May... Y hoy vuelvo a insistir en que alumnas como May son una evidencia más de la importancia que la Educación en general y la de Personas Adultas, en particular, debería tener en nuestra sociedad. Llevo tiempo diciendo que son cientos de miles las mujeres (menos hombres) de nuestro país que ven truncado su futuro profesional y/o académico por una mala experiencia educativa. ¿Por qué estos políticos, a los que llevamos décadas votando, no terminan de ponerse de acuerdo para que nuestra Educación sea eso que proclaman las leyes y que nadie cumple? 
"Inclusiva, laica, universal, integradora, solidaria, de tod@s para tod@s; una Educación capaz de responder a las cambiantes necesidades y a las demandas que plantean las personas y los grupos sociales de nuestros municipios y nuestros barrios". 
¿Cuánto tendremos que esperar para que tengamos un verdadero "Pacto por la Educación" que dure más de diez años (al menos)?

Continuaré otro día con estas cuitas, pero doy la palabra a May, a la que prometí no cambiar más de un par de comas. Esta es su carta íntegra, tal cual. Me he permitido, para ilustrarla, incluir unos enlaces a otros sitios de Internet y unas cuantas imágenes. La que encabeza este post es una foto, de entre varias que me ha mandado, de su madre. Como veis, es una foto antigua en la que aparece una maestra con "sus niños". Las otros tres son imágenes tomadas este curso, 2018-19, que termina, en nuestro centro, de compañeros de May, en distintos momentos y sitios, todas relacionados con nuestra actividad académica. Aquí va su carta:

Estimado Luis:

Te agradezco en primer lugar el artículo que me enviaste y el cual he leído más de una vez. También me he estado informando sobre el libro "El bosque pedagógico" y sobre José Antonio Marina, así como de Jesús Martínez Marín.
La educación es algo que siempre ha preocupado mucho en mi casa, y desde pequeña he estado escuchando a mi madre hablar y debatir con otros compañeros los métodos de aprendizaje que se utilizaban (y siguen utilizando) en los colegios y las dificultades que tenían muchos niños, por diferentes motivos, para poder aprender y asimilar lo que los profesores intentáis explicarnos. También le escuché alguna vez, pocas, criticar a algún compañero por su falta de motivación y psicología a la hora de tratar a muchos niños que al final resultaba que tenían algún problema o problemas, desde los de índole familiar (maltratos) o déficit de atención o hiperactividad, por ejemplo. Mi madre jamas echó a ningún alumno a la "calle" (como decís vosotros), porque decía que estaban llamando la atención por algún motivo o porque su propósito no era otro que el de no estar en clase, a lo que ella respondía sentándolos a su lado. 

Mi madre también fue una persona que aprendió a escribir con la mano izquierda porque, en una época en la que obligaban a los zurdos a aprender a escribir con la derecha, ella opinaba que era un error y hacía que el alumno se considerase diferente e incluso inferior. No te imaginas la de anécdotas o casos de alumnos de mi madre, niños por los cuales muchos no daban nada, y por los que ella apostaba, y que después salían adelante; eso sí, sé que mi madre muchas veces hacía un esfuerzo sobre temas que no la competían. 

El caso es que en mi regreso a las aulas veo las mismas circunstancias y problemas de siempre, y cuando comentáis los profesores a veces temas de la administración o de los problemas que tenéis a la hora de dar clase o con los alumnos, parece que estoy reviviendo lo que hace ya más de treinta años escuchaba decir en mi casa. 


Visita al Museo del Prado, abril de 2019. CEPA Rivas.
Otro tema es también, por ejemplo, cuando veo lo que mis sobrinos están estudiando, a qué edad y cómo. Veo que estudian cosas que en un futuro ni se acordarán y lo que es peor, no sabrán ni por qué lo han dado (evidentemente no hablo de todo), y que el método utilizado solo les genera estrés y rechazo ante las tareas y exámenes haciendo del aprendizaje algo obligado, algo impuesto que les causa a muchos niños rechazo a la hora de cultivarse y aprender, cuando lo que abría que fomentar es lo maravilloso que tiene la curiosidad, el preguntarse por las cosas y el descubrir un mundo sin fin de posibilidades en el que todo está conectado. 

Otro fallo, en mi opinión, es separar tanto las Ciencias de las Letras. Puedo entender el motivo por el que lo hacen pero no lo comparto. En otras épocas, no se hacía y las diferentes artes influían unas en otras creando un debate y nuevas y enriquecedoras teorías y  la búsqueda de nuevos interrogantes, o creando luego lo opuesto a todo aquello, pero casi siempre avanzando. Ahora y aquí, sin embargo, veo que nos hemos estancado. Y al igual que hablo de la enseñanza de los más pequeños y jóvenes también me refiero a la enseñanza para adultos. Ocurre exactamente lo mismo. 

Para empezar y en mi humilde opinión, lo que habría que desarrollar es un método de trabajo y explicar las diferentes formas de asimilar y aprender a los alumnos, hacer más énfasis en cómo utilizar los diferentes materiales y recursos de los que disponen, y que descubran y fomenten sus habilidades para luego desarrollarlas en el transcurso de su vida, no solo en su época de estudios, sino también después, en las diferentes situaciones en las que se puedan encontrar, ya sea a nivel personal o profesional. A los adultos también hay que enseñarles  a razonar y cuestionar lo ya establecido. "Siempre que enseñes, enseña a dudar de lo que enseñes", decía José Ortega y Gasset. Pero, claro, es más fácil controlar a las personas en un estado de hastío, decepción o desconocimiento; o al contrario, de acomodamiento y sumisión. 

Reconozco que también está en virtud de cada persona el tener o no este tipo de inquietudes, y que no todos tenemos ni los mismos anhelos ni la misma curiosidad o motivación, aunque hay personas que pueden incluso desconocer que las tienen, y que al final la actitud con "c" (¿te suena?) es lo que cuenta. 


Charla literaria en Día del Libro, 23-4-2019. CEPA Rivas.
Este mundo está dirigido especialmente a la economía, a la productividad, al rendimiento y al consumo, y a todo cuanto se puede sacar de ello, para bien o para mal. No interesa la realización del individuo como persona, sino la de trabajador, y no hay nada peor que personas sin interés, el que sea, o sin motivación, pues acaban, no solo rindiendo menos, sin nada que aportar, sino que favorecen la situación perfecta de "control" por parte de las clases dirigentes. Si todos pensamos igual, o parecido, y nos limitamos a la norma, se pierde un maravilloso intercambio de ideas..., y también de sentimientos. (Otra asignatura  pendiente, la de la empatía: 
"Si hay un secreto para el éxito, reside en la capacidad para apreciar el punto de vista del prójimo y ver las cosas desde ese punto de vista así como del propio". (Henry Ford) 

Si nos rodeamos siempre de las personas que piensan igual que nosotros, perdemos la capacidad de cuestionarnos; mientras que si estamos en contacto con personas de diferente pensamiento y entablamos un debate, esto nos puede ayudar a cambiar de idea o a reafirmarnos en nuestras creencias o la indagación. Pero esto "no" conviene mucho.


En definitiva, imagino que todo esto que te expongo ya lo sabes, y que no es nada nuevo para ti. Si el eterno debate todavía sigue existiendo, y, cada vez que hay un cambio de gobierno, este establece una nueva norma educativa sin preguntar a los que están ahí, al pie del cañón, dando clase, los que conocéis los problemas y dificultades de nuestras aulas, las carencias del sistema, y acabáis hartos y cansados, imagínate el desencanto y la desmotivación que muchos alumnos sufrimos ante esta situación. El alumnado somos la parte más importante de la ecuación a resolver y nadie nos pregunta. "¡Como no sabemos!" Bueno, según ellos, claro.

Pero hay algo que yo sí sé, o eso creo. Hablo, por ejemplo, de la situación de algunos de mis compañeros en este y otros cursos en los que he estado. Hablo del autobloqueo, la sensación de dificultad inexistente en algunas ocasiones, el estrés por no saber cómo abordar o estudiar una materia, la sensación de no saber, cuando en realidad has asimilado más de lo que piensas... Y la falta de enfoque global... Y, sobre todo, la sensación a veces de haber estado horas trabajando en una cosa para sentir que en realidad no ha servido para nada, pregúntandonos constantemente "para qué estoy dando esto", "para qué me sirve en realidad además de para sacarme el título".


Entrevista a alumnos en Radio Cigüeña. Mayo de 2019. CEPA Rivas.
En fin, Luis, me pediste que te escribiera, no sé si era esto exactamente lo que  querías; pero es lo que me ha salido, lo que pienso. 

Para terminar, quiero remarcar la importante labor de los orientadores y grupos de apoyo que se enfrentan con multitud de alumnos con problemas, graves y leves,como la dislexia o el déficit de atención. Sé que, en en muchos casos, los planes y los propios equipos de orientación y atención no están ni bien formados ni equipados para poder trabajar en las aulas con la suficiente amplitud de miras y apertura de mente e ideas. Como ya he dicho, "el eterno debate" sigue abierto y sin miras de ser resuelto.

Atentamente de tu alumna,


May

P.D.: Te adjunto estos enlaces de dos vídeos que me pasó uno de mis hermanos. Todo lo que se dice es muy interesante, pero añade, además, otros campos a abordar: la enseñanza de valores y motivaciones en la familia, la inteligencia emocionla y cómo afrontar las situaciones complicadas. 


https://www.youtube.com/watch?v=SvV2PTwSJTY 
https://www.youtube.com/watch?v=n8Y7cB-VZ3E
  

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